DIFERENCIAS ENTRE LANGOSTA Y BOGAVANTE
¿No sabes distinguir entre una langosta y un bogavante? ¿Confundes estos mariscos tan distintos? No te preocupes, porque se trata de una confusión muy común y son muchas las personas que no conocen los rasgos que diferencian a ambos crustáceos. Por ello, te echamos una mano y te enseñamos cuál es la diferencia entre la langosta y el bogavante.
- Langosta
La langosta común o europea (Palinurus elephas) es un crustáceo decápodo -de diez patas- con caparazón punzante y espinoso, perteneciente a la familia Palinuridae. Es un animal nocturno que suele rondar los 40 cm de longitud, aunque puede alcanzar los 60. El cuerpo de las langostas se caracteriza por un color rojizo o parduzco y se divide en cefalotórax y abdomen, así como también cuentan con dos largas antenas.
- Bogavante
El bogavante o lubigante (Homarus gammarus) es también un crustáceo decápodo, aunque pertenece a la familia Nephropidae. A pesar de tener también cinco pares de patas, el primer par se convierte en dos grandes pinzas o tenazas con bordes afilados. Se caracterizan por un color oscuro, negro azulado con manchas aunque cabe destacar que la conocida como "langosta americana" (Homarus americanus) es en realidad hermana del bogavante y, por ello, es más similar a este marisco pero de color rojizo.
- Diferencias entre langosta y bogavante
Tanto la langosta como el bogavante son crustáceos decápodos, es decir, cuentan con cinco pares de patas. Sin embargo, existe una enorme diferencia que podremos observar a simple vista y que será la que nos permita diferenciarlos: el bogavante tiene dos de sus patas delanteras más grandes, con forma de fuertes pinzas, mientras que la langosta tiene dos largas antenas.
También se diferencian por su color, cuando observamos ambas especies en vivo. La langosta presenta una tonalidad rojo pardo o marrón con manchas amarillas, mientras que, en el caso del bogavante, encontramos coloraciones verdosas, marrones, negras o azules, dependiendo de la variedad.
Asimismo, su carne presenta diferencias debido, fundamentalmente, al tipo de alimentación que lleva cada una de ellas. El bogavante es “carnívoro”, es decir, se alimenta de pequeños peces y moluscos, así como de sepias, pulpos y calamares, por lo que su carne tiene más cuerpo y es más consistente y sabrosa. Por su parte, la langosta se alimenta de plancton y pequeños crustáceos y su carne es más fina y delicada.
- El bogavante tiene dos grandes pinzas o tenazas, mientras que la langosta no.
- La langosta es de color rojizo y el bogavante, azulado, verdoso o marronoso.
- En cuanto al sabor, el de la langosta es más fino, mientras que el bogavante suele ser más intenso.
- Al cocer el bogavante, pierde todos los pigmentos menos el que le da el color rojizo, por eso cambia de color al cocerlo.
- ¿Cómo elegir bogavantes y langostas?
Cuando vayamos a comprar bogavantes y langostas, lo ideal es hacerlo vivos (salvo que compremos ejemplares cocidos). El caparazón debe ser grueso y duro, señales de que la carne es abundante y la cola debe curvarse naturalmente después de que se haya enderezado.
Si los compramos cocidos, deben tener un color rojo anaranjado brillante, carne blanca, elástica y opaca.
No hay diferencias notables entre el sabor de ejemplares machos o hembras, aunque los expertos generalmente prefieren a la hembra ya que, además de la carne, proporciona huevas. En tal caso, éstas deben ser, una vez cocinadas, de un color muy rojo.
- Beneficios del bogavante y la langosta
Ambos crustáceos son ricos en minerales como el fósforo, que juega un papel determinante en la salud ósea; zinc, cobre, selenio y potasio, convirtiéndose en una defensa contra los radicales libres en el organismo. Además, tienen un alto contenido en vitaminas del grupo B y en yodo, que regula el metabolismo. Contienen pequeñas cantidades de ácidos grasos omega-3, que contribuyen a mejorar el sistema inmunitario y circulatorio, aunque no tanto como otros pescados.
Por el contrario, debemos ser moderados en su consumo, ya que, al igual que otros mariscos, son ricos en purinas, substancias precursoras del ácido úrico, por lo que una ingesta elevada podría acarrear ataques de gota en aquellas personas propensas a padecerlos.
- Bogavante y langosta en la cocina
La manera más sencilla de comer estos crustáceos suele ser cocidos. Si los compramos crudos y los vamos a cocer nosotros en casa, tendremos que tener en cuenta un par de trucos. El primero es añadir abundante sal al agua de la cocción (unos 70 g por cada litro) y esperar a que hierva para introducir el bogavante o la langosta vivos. Dependiendo de su tamaño, los tiempos de cocción serán más o menos largos, en torno a los 13 o 14 minutos para los ejemplares más pequeños (hasta 600 g), que irán aumentando unos 3-4 minutos por cada medio kilo superior a esa cantidad.
También podemos prepararlos a la plancha, para lo cual deberemos cortarlos longitudinalmente en dos mitades, pondremos aceite en la sartén (retirando el exceso con un papel absorbente) y los colocaremos sobre la parte de la carne. Aunque les demos la vuelta, deberán estar la mayor parte del tiempo sobre ese lado. Estarán listos cuando la carne esté compacta y sea fácil separarla del caparazón.
Además, el bogavante y la langosta pueden formar parte de otras recetas, como sopas de pescado y mariscos, tartares y por supuesto, arroces, como el arroz con bogavante o cremas, como la crema de bogavante.
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